El intento de una humilde trabajadora sexual de recuperar el perdido arte del placer y el refinamiento en un mundo hambriento de significados.

martes, 14 de julio de 2009

El súcubo

Durante el Medievo, se hablaba de una suerte de demonio o espíritu llamado súcubo. Estos eran series inmateriales, que no tenían forma definida, pero que eran capaces de entrar en la mente de un hombre, y de ahí, tomar la imagen de la mujer ideal o la que más deseaban. Estos seres, en sueños, adquirían la apariencia de la referida mujer y tenían contacto con el varón mientras dormía, lo que interpretaba como una ensoñación. De acuerdo a la tradición, los súcubos absorbían la fuerza vital de su víctima por medio del semen, por lo que alguien afectado por tales criaturas se tornaba débil y apático rápidamente, aunque un súcubo no podía llegar a matar. Una variante de la leyenda asegura que un súcubo es espantoso, y que gracias a esa habilidad de alterar su forma es que puede conseguir parejas. Sus víctimas principales eran siempre jóvenes vírgenes y virtuosos, o maridos fieles. Al parecer, era un símbolo de la mujer como la seductora, y la responsable de la perdición de los hombres.

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