Si somos precisos, una cortesana significa simplemente la que forma parte de una corte, y originalmente ese era su significado. Si bien en los palacios de los grandes señores feudales existían criados para prácticamente todas las necesidades, usualmente eran de clase muy baja y demasiadas ocupaciones. Por otro lado, las personas al nivel de los señores solían tener sus propios palacios, muy alejados entre ellos, a los que sólo veían en ocasiones especiales. Ante esa circunstancia, uno de los principales problemas de estas personas era la compañía, y fue esa necesidad la que provocó la aparición del cortesano.
Inicialmente, era gente que tenía trabajos cercanos al señor, como valets, asistentes, damas de compañía o consejeros. Pero dado que en aquel entonces los matrimonios de los nobles eran por arreglos entre casa señoriales, no era raro que la cercanía generara romances y "entendimientos" muy discretos, que eran más comunes por la diaria cercanía. Muchos cortesanos se hicieron célebres por la influencia que llegaban a tener entre los monarcas, ya sea gracias a su cercana amistad o abiertos romances. Pero como siempre, el sexismo se impuso: Aunque esta conducta se daba en ambos sexos, sólo en la mujer el término cortesana se convirtió en sinónimo de amante o prostituta de personas de alto nivel.
Dado que estas mujeres no estaban sujetas a las labores matrimoniales, usualmente tenían tiempo de leer y estudiar, por lo que muchas de las grandes cortesanas eran damas cultas, refinadas y de gran sentido estético. Incluso aún a principios del siglo XX, eran muchas las casas reales en donde había más de una de estas mujeres, cumpliendo las más diversas labores.
El intento de una humilde trabajadora sexual de recuperar el perdido arte del placer y el refinamiento en un mundo hambriento de significados.
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