El intento de una humilde trabajadora sexual de recuperar el perdido arte del placer y el refinamiento en un mundo hambriento de significados.
martes, 30 de junio de 2009
La odalisca
Como mencionamos en la entrada sobre el harem, en estas secciones del palacio no podían entrar hombres, por lo que la servidumbre era muy importante. Para ello, existían esclavas llamadas odaliscas, que cumplían todo tipo de funciones, desde limpieza, arreglos de la casa, vestuario o entretenimiento. Usualmente, la vida de estas mujeres era monótona y sin futuro, pues estaban condenadas a envejecer y morir realizando estas labores. Sin embargo, muchas de ellas encontraron una salida: En caso de que alguna de ellas llegara a quedar embarazada del señor del palacio, automáticamente era elevada al nivel de concubina, lo que les daba más privilegios. Por ello, las odaliscas solían convertirse en seductoras autodidactas, buscando esta oportunidad para mejorar su nivel de vida. De hecho, la fama con la que se les conoce actualmente, de consumadas bailarinas y expertas seductoras, no era su función verdadera, sino parte de ese intento por "ascender".
sábado, 27 de junio de 2009
La kisaeng
Enclavadas más dentro de la tradición de las geishas, la kisaeng fueron parte importante de la cultura coreana hasta principios del siglo XX. Usualmente eran mujeres de castas bajas, que trabajaban para el gobierno como especialistas en entretenimiento. Aunque su labor era asistir a funcionarios, militares y otros miembros de las élite en sus tiempos libres, proporcionándoles todo tipo de diversiones.Si bien no eran propiamente prostitutas - eran educadas en música, poesía, actuación, conversación y otras disciplinas artísticas - su condición social las ponía en grave desventaja. Era muy común que la gente con quienes trabajaban les exigiera servicios sexuales, aunque éstos no eran parte de sus obligaciones, siendo una práctica tan común, que en muchos casos se daban por sentado. Curiosamente, a finales del siglo XIX, cuando las condiciones de la mujer cambiaron, la función de la kisaeng volvió a su práctica original, pero algunas de ellas, aprovechando la fama que generó las anteriores costumbres, comenzaron a ofrecer sus servicios como prostitutas, lo que ocasionó serios roces con las que buscaban reivindicar la profesión. A la fecha, existen aún kisaeng profesionales, pero son más bien actrices que buscan mantener viva la tradición, y el sexo está completamente fuera de su trabajo.
martes, 23 de junio de 2009
La hetaira
La prostitución ha existido desde tiempo inmemorial, pero lo cierto es no todas las civilizaciones le han dado la misma connotación al oficio. En la Antigua Grecia, por ejempllo, las hetairos eran usualmente esclavas o extranjeras, que servían como acompañantes sexuales para los hombres libres, que eran prácticamente todos los ciudadanos. Estas mujeres eran las únicas que podían recibir educación, algo que estaba prohibido incluso a las de más alto rango. Lo que es quizá más asombroso, es que podíana estar presentes en los simposiums, reuniones políticas exclusivas para los varones. Si bien sólo tenían voz, pero no voto, sus opiniones llegaron a ser muy valiosas, y se dice que ellas influenciaron muchas decisiones históricamente importantes. A nivel social, se les veía como proveedoras de un servicio básico, por lo que estaban agrupadas en uniones, tenían que pagar impuestos, y estaban sujetas a todas las protecciones de la ley, siendo las únicas mujeres que podían hacerlo. De una manera bastante injusta, hetairos acabaría convirtiéndose en la palabra hetaira, que actualmente se usa para llamar a las prostitutas de bajo nivel. Así es de injusta la historia.
sábado, 20 de junio de 2009
La geisha
Durante varios años, la palabra geisha designaba en Japón simplemente a los profesionales del entretenimiento, cuya labor principal era cantar, tocar música y ejercer todo tipo de artes serias en fiestas y reuniones. Sin embargo, durante el periodo Edo, los hōkan - geishas masculinos . comenzaron a declinar, mientras que las onna geishas, o geishas femeninas, se hicieron más populares. Al inicio del periodo Meiji, la palabra se usaba exclusivamente para nombrar a las mujeres dedicadas al entretenimiento.
Contra lo que se piensa, la geisha no es una prostituta: Su labor es servir como anfitriona y para el esparcimiento de los clientes. Son contratadas para fiestas y reuniones desde aquellos años hasta la actualidad, y tienen un código de conducta y tradición muy bien codificado, en donde detalles como el vestuario, los movimientos y la manera de dirigirse a los clientes tienen un método preciso. Existen casos de geishas que se convierten en amantes de un danna - cliente frecuente - pero esos casos son los menos. En realidad, la fama se vino de las onsen, de las que ya hablaremos en otro momento. La geisha, básicamente, es parte de un cultura en donde los ritos y la estética están presentes en todos los aspectos de la vida.
Contra lo que se piensa, la geisha no es una prostituta: Su labor es servir como anfitriona y para el esparcimiento de los clientes. Son contratadas para fiestas y reuniones desde aquellos años hasta la actualidad, y tienen un código de conducta y tradición muy bien codificado, en donde detalles como el vestuario, los movimientos y la manera de dirigirse a los clientes tienen un método preciso. Existen casos de geishas que se convierten en amantes de un danna - cliente frecuente - pero esos casos son los menos. En realidad, la fama se vino de las onsen, de las que ya hablaremos en otro momento. La geisha, básicamente, es parte de un cultura en donde los ritos y la estética están presentes en todos los aspectos de la vida.
jueves, 18 de junio de 2009
La cortesana
Si somos precisos, una cortesana significa simplemente la que forma parte de una corte, y originalmente ese era su significado. Si bien en los palacios de los grandes señores feudales existían criados para prácticamente todas las necesidades, usualmente eran de clase muy baja y demasiadas ocupaciones. Por otro lado, las personas al nivel de los señores solían tener sus propios palacios, muy alejados entre ellos, a los que sólo veían en ocasiones especiales. Ante esa circunstancia, uno de los principales problemas de estas personas era la compañía, y fue esa necesidad la que provocó la aparición del cortesano.
Inicialmente, era gente que tenía trabajos cercanos al señor, como valets, asistentes, damas de compañía o consejeros. Pero dado que en aquel entonces los matrimonios de los nobles eran por arreglos entre casa señoriales, no era raro que la cercanía generara romances y "entendimientos" muy discretos, que eran más comunes por la diaria cercanía. Muchos cortesanos se hicieron célebres por la influencia que llegaban a tener entre los monarcas, ya sea gracias a su cercana amistad o abiertos romances. Pero como siempre, el sexismo se impuso: Aunque esta conducta se daba en ambos sexos, sólo en la mujer el término cortesana se convirtió en sinónimo de amante o prostituta de personas de alto nivel.
Dado que estas mujeres no estaban sujetas a las labores matrimoniales, usualmente tenían tiempo de leer y estudiar, por lo que muchas de las grandes cortesanas eran damas cultas, refinadas y de gran sentido estético. Incluso aún a principios del siglo XX, eran muchas las casas reales en donde había más de una de estas mujeres, cumpliendo las más diversas labores.
Inicialmente, era gente que tenía trabajos cercanos al señor, como valets, asistentes, damas de compañía o consejeros. Pero dado que en aquel entonces los matrimonios de los nobles eran por arreglos entre casa señoriales, no era raro que la cercanía generara romances y "entendimientos" muy discretos, que eran más comunes por la diaria cercanía. Muchos cortesanos se hicieron célebres por la influencia que llegaban a tener entre los monarcas, ya sea gracias a su cercana amistad o abiertos romances. Pero como siempre, el sexismo se impuso: Aunque esta conducta se daba en ambos sexos, sólo en la mujer el término cortesana se convirtió en sinónimo de amante o prostituta de personas de alto nivel.
Dado que estas mujeres no estaban sujetas a las labores matrimoniales, usualmente tenían tiempo de leer y estudiar, por lo que muchas de las grandes cortesanas eran damas cultas, refinadas y de gran sentido estético. Incluso aún a principios del siglo XX, eran muchas las casas reales en donde había más de una de estas mujeres, cumpliendo las más diversas labores.
El harem
En los tiempos de mayor gloria del Imperio Otomano, las mujeres de una casa - hijas, esposas, madres etc. - solían tener habitaciones separadas, a donde sólo el señor de la casa era el único varón que podía entrar. De hecho, es falso que el harem fuera sólo el lugar de placer del señor, aunque gran parte del mismo lo fuera. Muchas de las parientes femeninas tenían ahí sus propios cuartos, y tenían por tanto una autoridad sobre las demás mujeres totalmente incuestionable.
Los hijos varones de las esposas eran conservados dentro del harem hasta los 11 años aproximadamente, cuando pasaban a ocupar un espacio dentro de las habitaciones masculina, aunque estaban autorizados a visitar a sus madres con el permiso paterno. Del mismo modo, en ciertas celebraciones especiales era permitido que varones y mujeres compartieran el mismo espacio, aunque era rarísimo que todas las miembros de un harem salieran al mismo tiempo.
De hecho, el nombre de harem lo recibían las habitaciones de las mujeres, pero con el paso del tiempo, la palabra se usó para nombrar al conjunto de las mismas, o cuando menos así pasaron al lenguaje occidental.
Debido a esa limitante, sólo eran admitidos dos tipos de sirvientes en el harem: Las odaliscas, que eran asistentes femeninas de las mujeres del hogar, y los eunucos, a los que se les extirpaban los genitales desde niños para servir ahí. Teóricamente, al no tener sus órganos nominalmente no eran varones, por lo que podían cumplir sus obligaciones sin temor a romper las normas. Es también falso que fuesen castrados para evitar la infidelidad, aunque más de un señor veía esa ventaja como un valor agregado.
Las odaliscas, por su parte, fueron creciendo en cuanto a funciones y papel dentro de esta estructura, pero sobre eso hablaremos en otra ocasión. Y de ustedes, queridos amigos y amigas ¿Quién hubiera querido estar en un harem?
Los hijos varones de las esposas eran conservados dentro del harem hasta los 11 años aproximadamente, cuando pasaban a ocupar un espacio dentro de las habitaciones masculina, aunque estaban autorizados a visitar a sus madres con el permiso paterno. Del mismo modo, en ciertas celebraciones especiales era permitido que varones y mujeres compartieran el mismo espacio, aunque era rarísimo que todas las miembros de un harem salieran al mismo tiempo.
De hecho, el nombre de harem lo recibían las habitaciones de las mujeres, pero con el paso del tiempo, la palabra se usó para nombrar al conjunto de las mismas, o cuando menos así pasaron al lenguaje occidental.
Debido a esa limitante, sólo eran admitidos dos tipos de sirvientes en el harem: Las odaliscas, que eran asistentes femeninas de las mujeres del hogar, y los eunucos, a los que se les extirpaban los genitales desde niños para servir ahí. Teóricamente, al no tener sus órganos nominalmente no eran varones, por lo que podían cumplir sus obligaciones sin temor a romper las normas. Es también falso que fuesen castrados para evitar la infidelidad, aunque más de un señor veía esa ventaja como un valor agregado.
Las odaliscas, por su parte, fueron creciendo en cuanto a funciones y papel dentro de esta estructura, pero sobre eso hablaremos en otra ocasión. Y de ustedes, queridos amigos y amigas ¿Quién hubiera querido estar en un harem?
martes, 16 de junio de 2009
Los pushura artha
De acuerdo a la antigua tradición erótica hindú, todo ser humano, para llegar a su realización como persona, tenía que cumplir cuatro metas, llamadas las pushura artha. De acuerdo a esta filosofía, el individuo requiere de un equilibrio para alcanzar la felicidad, y eso sólo se conseguía cultivando los cuatro aspectos del yo.
Dharma: La religiosidad y el comportamiento moral. Este aspecto abarca la religión, el cultivar las virtudes y el obrar correctamente hacia los demás. Es también el aspecto del placer estético y artístico.
Artha: Los placeres materiales. Abarca desde la necesidades básicas como la comida, la habitación y la ropa, aunque permite la búsqueda del lujo, siempre y cuando no entre en conflicto con los demás pushuras.
Kama: El placer sensual. Aquí se contemplaba no solo el sexo, sino el romance, la compañía, el contacto físico y todo lo relacionado con la relación de pareja.
Moksa: La liberación del dolor y la penuria, en donde englobaban la salud tanto física como mental, y el buen estado del organismo.
Para el hinduismo, el sexo no sólo no era un pecado, sino lo consideraban necesario para el crecimiento personal. Pero como ellos mismos sostenían, era parte de un todo, no lo único ¿Cómo estás tú en cada uno de tus pushuras?
Dharma: La religiosidad y el comportamiento moral. Este aspecto abarca la religión, el cultivar las virtudes y el obrar correctamente hacia los demás. Es también el aspecto del placer estético y artístico.
Artha: Los placeres materiales. Abarca desde la necesidades básicas como la comida, la habitación y la ropa, aunque permite la búsqueda del lujo, siempre y cuando no entre en conflicto con los demás pushuras.
Kama: El placer sensual. Aquí se contemplaba no solo el sexo, sino el romance, la compañía, el contacto físico y todo lo relacionado con la relación de pareja.
Moksa: La liberación del dolor y la penuria, en donde englobaban la salud tanto física como mental, y el buen estado del organismo.
Para el hinduismo, el sexo no sólo no era un pecado, sino lo consideraban necesario para el crecimiento personal. Pero como ellos mismos sostenían, era parte de un todo, no lo único ¿Cómo estás tú en cada uno de tus pushuras?
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